lunes, 12 de octubre de 2009

Y vosotros... Cuervos de Dios,
que os sentís en facultad de renombrar la tradición,
de simplificar la turba
atiborrada de emoción,
Vosotros... Seres agotados,
que no conformes con la estela de un mensaje,
sigilosos y secretos,
buscáis una esperma mágica que fecunde flores traviesas...
Vosotros... ¡que os quiero!
No me importan, no os importo,
no somos nada en nosotros.
Divergemos diametral,
amamantamos soledad.
Engordamos la sed.
Con amor, con dulzura y menta,
pintaremos de blanco, la desnudez de nuestros corazones,
y ya no cuervos, saldremos volando,
pequeñas estrellas que hoy soportan nuestra voluntad.